Escribe: Luis Enrique Alvizuri
Que no nos traten de engañar con homenajes y visitas a Palacio: lo del triunfo merecido de la cantante Susan Ochoa no es el verdadero reflejo de lo que pasa en el Perú; más bien es lo que lo denuncia. Porque lo cierto es que en nuestro país al artista local no se lo valora tanto como al internacional. Esto es producto de varios factores, entre ellos, la ausencia de productoras de música (como lo eran Sonoradio o FTA antaño) que se dediquen a grabar y promover a los artistas, la invasión de intereses foráneos para convertir al Perú en un “mercado de consumo” de lo hecho afuera así como una tradicional actitud de desprecio hacia lo nuestro, hacia nuestra identidad histórica.
La señorita Ochoa podrá ser la mejor voz del país, pasearse por todos los medios locales y cantar en los casinos, pero eso aquí no significa nada: el peruano tiene que “triunfar en el extranjero” para que recién nos demos cuenta de que vale. Que lo digan Tania Libertad, Luigi Alva o Juan Diego Florez (este último declaró que si se quedaba en el Perú terminaría cantando solo en Barranco, como actualmente lo hacen muchos). Los peruanos de ayer y de ahora tenemos el “chip” en la cabeza de que nada valemos hasta que un gringo o un extranjero lo diga… así sea en Chile, en un concurso de canto que ni siquiera pasan por la televisión chilena (y tampoco lo comentan pues solo hablan de los “invitados” famosos).
En el Perú hubo hace muchos años un evento canoro similar llamado el Festival de Ancón cuyo interés eran las canciones y no los invitados (en todos los eventos mundiales de canto lo importante son las canciones, como Eurovisión o San Remo; solo el de Chile lo es por los “invitados” y donde el concurso no vale prácticamente nada para ellos). Lamentablemente este festival murió por falta de apoyo y por otras razones más complejas. De modo que los peruanos tenemos que competir en cualquier cosa afuera para demostrar nuestra valía; aquí en el país está demás. Las publicaciones (como las de El Comercio) solo consideran “artistas” a los extranjeros y para ellos va la gloria y la fama.
¿Cuál es la realidad actual de la música en el Perú? La auto producción, como lo hacen los grupos de cumbia. Invertir su propio dinero para formar una orquesta y pasearse por todo el país tratando de ganar dinero. Las grabaciones son solo para difundir en algún programa radial contratado por ellos mismos. Igual es para los del género vernacular o folclórico. La “cultura oficial” no tiene ningún interés en ellos puesto que el negocio de la música es un asunto privado. Muchos como Ochoa regresan al Perú y, después de la emoción primera, no tienen otro camino que terminar en algún casino o en un local barranquino. Las baladas “no venden” como tampoco el rock. La música tiene que ser para fiestas, para bailar, para la juerga, pero no para disfrutar ni apreciar. Habría mucho más que decir pero no hay espacio para ello.
TE VA A INTERESAR: