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Escribe: Suriel Chacon.
Ciertos sectores de la sociedad peruana ya se han acostumbrado a que les tomen el pelo, por decir lo menos, y no soltar un ajo o una cebolla. Realmente, son poquísimos quienes se interesan en todo lo que está aconteciendo con los proyectos de gran trascendencia dentro del país; como el Aeropuerto Internacional de Chinchero (Cusco), el Puente Comuneros (Junín), la remodelación del teatro municipal de Trujillo, la línea de transmisión Moyobamba-Iquitos, el terminal portuario general San Martín (Pisco), el nuevo hospital de Moquegua, y el cuestionado Gasoducto del Sur. Lea esto con atención: casi todos estos megaproyectos han iniciado con un presupuesto establecido (quizá S/. 300 millones o cifras más elevadas), por esa razón, estas empresas (de capitales nacionales y extranjeros) obtuvieron las licitaciones (a través de una puja o un concurso) para llevar a cabo estos propósitos históricos; de lo contrario actualmente otra empresa estaría desarrollando los diseños, esquemas de estos valiosos y trascendentales megaproyectos, pero algo, francamente afrentoso está ocurriendo, y casi todos estamos de brazos cruzados, especialmente, el Estado peruano.
El 95 % de estos megaproyectos, ya en el camino, han incrementado el presupuesto inicial, por ejemplo, la refinería de Talara, que a un inicio tenía un presupuesto de S/. 1000 millones (2002) para reestructurar y reactivar el referido proyecto, actualmente (enero – 2017), el presupuesto subió de a casi S/. 16.000 millones, 1500 % de más. Y todos los peruanos nos hemos quedado absolutamente callados, incluso algunos ni se habían enterado, lo mismo está ocurriendo en casi todos los megaproyectos que he mencionado líneas arribas, y el más desfachatado y que ya se está pareciendo mucho a la reestructuración y reactivación de la ‘refinería de Talara’ es el Aeropuerto Internacional de Chinchero (Cusco). Proyecto que tiene un presupuesto de US$ 520 millones; y que con seguridad se va a incrementar de manera desproporcionada.
Kuntur Wasi, es la empresa encargada de la concesión del megaproyecto Aeropuerto Internacional de Chinchero (Cusco), cabe precisar que este proyecto se realizará a través de una asociación público-privada (APP) y que inicialmente se iba a invertir US$ 520 millones para su construcción. Pero, ¡Oh sorpresa! No será solo ese monto, sino que con seguridad esa cifra se incrementará de manera desproporcionada, pero ¿por qué? Kuntur Wasi piteó (exigió) que se le reconozca los costos financieros y hace unas horas el Estado peruano, con su representante, la viceministra de Transportes, Fiorella Molinelli, informó que efectivamente: el Estado reconocerá, léalo bien, y acepta pagarle a Kuntur Wasi lo que la empresa pide. ¿Whatttttttttttt? Detallito que modificará la cifra de US$ 520 millones. Pero, ¿Por qué rayos le vamos a pagar por los costos financieros?
La Contraloría General de la República y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) revisaron el contrato de la concesión y determinaron reconocer los costos financieros de los cinco primeros años de concesión. ¿Bajo qué criterios técnicos fallaron a favor de Kuntur Wasi? Ah, es que en el Perú nos sobra la plata, claro, como no es de ellos y todo sale del fisco, normal, no más. Chocherita. Lo más indignante es que Kuntur Wasi se presentó al concurso, ganó la puja, y ahora se pone quejosa, incluso cuando en las bases del contrato hay cuadros que remarcan los tiempos en los que se tiene que iniciar, y avanzar tramo por tramo y por supuesto, la cifra de la inversión para la citada obra. Sorry, pero que no jodan, las empresas que concursaron y perdieron ante Kuntur Wasi están en su legítimo derecho de pitear, reclamar y pedirle al Estado que se anule el contrato y se habilite otro concurso para que otras empresas (que si quieren respetar las reglas del juego) ingresen. Ahora bien, el Estado no lo hará porque se hace la pichi, no tiene pantalones, y seamos francos, porque no quiere recibir otra demanda, dado que infinidad de empresas multimillonarias le han demandado al Estado por cualquier cojudez, y el Estado peruano siempre ha perdido en los juicios, y luego ha tenido que indemnizar y ofrecerle disculpas con el rabo entre las patas a estos grandes inversionistas. Las grandes empresas constantemente le meten terror al Estado, y es allí cuando quiero preguntar:
¿Por qué es tan fácil que una empresa de millonarios capitales ponga contra la pared al Estado? ¿Por qué no pulir y cerrar esos vicios y vacíos legales en estos tipos de contratos para que el Estado se blinde un poco? ¿Por qué tenemos que ser siempre los imbéciles que cubrimos los gastos de estas empresas para estos inescrupulosos inversionistas se la lleven fácil con algunas leguleyadas? De verdad, estas vainas me alteran.
[Imagen de portada: andina.com.pe. │Con datos: gestión.pe]