Los Chancas, los guerreros que no pudieron ser vencidos por los incas
Dicen los historiadores que la caída del imperio Wari significó la apertura de una época de gran inestabilidad social y política para Ayacucho. Las prolongadas guerras entre culturas provocaron que las poblaciones se establecieran en lugares donde podían refugiarse y mantenerse al margen de los invasores. Era una era de conflictos. Y en esta época surgieron los chancas, pero no cómo los responsables que acabaron con los Wari, sino como expresión de las nuevas condiciones sociales.
Es así que los chancas se asentaron en las alturas y se forjaron como grandes guerreros debido al caos y la guerra que siempre los obligaban a combatir para conservar sus vidas. Algunos concluyen que los chancas eran descendientes de Wari debido a la violencia secular que se vieron en necesidad de vivir en condiciones distintas y hasta opuestas a las culturas del Horizonte Medio.
Después de ese episodio, se inició la confederación Chanca. Entre los años 1100 a 1400 de nuestra era, los pueblos chancas ocuparon gran parte de las actuales regiones de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Estaban organizador como una confederación de aldeas que reconocían un pasado común y a ciertos héroes legendarios. Según el cronista Sarmiento de Gamboa, los chancas estaban organizados en dos granes parcialidades. El primero era el señor de Paucaray, asentado en Huamanga y Vilcashuamán. Mientras que el segundo jefe legendario habría fundado las sociedades andinas ubicadas en Andahuaylas.
Esta división favoreció sus estrategias de combate cuando iba a la guerra. Los chancas estaban organizados en dos mitades. Cuando empezó sus enfrentamientos decisivos con los incas a inicios del siglo CV, las chancas dividieron sus ejércitos en tres ramas y cada una de ellas en dos mitades.
La primera fue enviada al Contisuyu, la segunda al Antisuyu, mientras que la tercera y principal fue enviada al Cusco. Los dos primers ejércitos obtuvieron victorias, pero el tercero fue el decisivo. Aquel tercer grupo de soldados estuvo comandado por dos capitanes: Tomay Huaraca y Asto Huaraca. Ambos se entrevistaron con el inca Viracocha, que previamente amenazó con avanzar hacia norte.
Sin embargo, en 1344 los líderes chancas apoyados en sus 40 mil guerreros obligaron al Inca Viracocha a recurrir ante el gran monarca de Yunkaypampa para garantizar un acuerdo de paz.
De esta forma, los incas y los chancas viajaron hacia el norte, y después de un trajín llegaron, por fin, hasta a la casa del gran Rey de Yunkaypampa (actual Yungay). Al día siguiente, con la presencia del Huascarán, el Huandoy, varios testigos más y el rey de Yungay, quien actuó como garante, se estableció el acuerdo de paz entre los líderes chancas e incas. Un acuerdo de paz que, prometieron, sería duradera.
[Créditos. Fuente: Libro de Historia y cultura de Ayacucho/Comentarios reales de los incas]