Escribe: Suriel Chacon
“Pero, ¡¿Cómo carajo no vamos a estar a 40 años luz de distancia en materia de cine de Colombia, si en Perú se hacen películas tan cojudas, racistas, como la “Paisana Jacinta”, que incluso luego de haber recibido fuertes sanciones de parte de entidades y organizaciones internacionales, como la ONU, por generar estereotipos errados de la mujer de los Andes peruanos…”
Desde hace ya varios años, vengo consumiendo una infinidad de soberbias películas, fascinantes series de televisión y admirables documentales respaldados por la firma estadounidense, Netflix, Inc. Con sede principal (desde 1997) en Los Gatos, California (EE.UU.). El contenido que ofrece —bajo tarifa plana mensual streaming— la referida firma es supremamente portentosa. Y, hoy, les quiero contar que siempre, que veo una película o un capítulo de alguna serie de televisión, me pregunto con envidia muy sana: “¿Cuándo carajo se realizará una megaproducción en mi país (Perú) que a Netflix le interese, o, en su defecto, que ese film pueda arrestar la atención del continente y del mundo?”, “¿por qué en el Perú no hay directores, productores, guionistas, actores de cine de gran trascendencia y nivel? Y evidentemente algunos utilizarán su legítimo derecho para impugnar mi aseveración, pero, para los que rebatan mi testimonio les preparé un argumento:
El Perú, incluso teniendo casi 32 millones de ciudadanos, no posee, bajo ningún concepto, extraordinarios directores, productores, guionistas o actores de cine (salvando quizá una excepción), de lo contrario ya estarían en las ligas mayores y pisando la alfombra roja de Hollywood: así de claro, directo y resumido. No obstante, los defensores de lo indefendible demandarán: “¿De esa manera mides si existen buenos o malos actores en un país?”. Y, yo les responderé con bastante respeto: “Desde luego que sí”. Para muestra un botón: El Perú en estos dos últimos años produjo películas como: “La Paisana Jacinta” de Benavides, “11 machos” de Miyashiro, “Navidad en verano” (o algo así) de Marín, la Película de Melcochita, la película del Chato Barraza, Asu Mare 1 y 2, una película que no me acuerdo del nombre, pero que es una suerte de musical, donde participan actores barranquinos. En fin. Damas y caballeros: ese es el nivel escaso, apurado, limitado, insuficiente, exiguo de las producciones en la nación. Y que, dicho sea de paso, nunca trascienden en el mundo y expiran aquí nomás, en el barrio. Que yo sepa, estas “películas”, si se les puede llamar películas, con el perdón de las verdaderas películas colombianas o brasileras (aquí nomás, para no ir tan lejos) están hechas para vender boletos y para entretener por unos minutos a algunos espectadores. Pero no están hechas para extenderse por el mundo. Esa es nuestra realidad.
Ahora bien, usted no vaya a pensar que estoy denostando a la inexistente “industria cinematográfica del Perú”: no, señores, en absoluto, y tampoco vaya a usted a creer que estoy deslizando mi ensañamiento con algo o alguien en específico. Simplemente, después de casi una década viendo megaproducciones y producciones internacionales uno ya puede tener cierta prerrogativa y una serie de elementos (tomas, enfoques, colorización, efectos especiales, guion, dirección, interpretación, actuación, locaciones, arte escénica, fotografía. Etcétera) que se emplean en la producción y realización de un film para enfatizar que el Perú está 40 años luz de nuestro vecino país de Colombia en materia de cine.
Pero, ¡¿Cómo carajo no vamos a estar a 40 años luz de distancia en materia de cine de Colombia, si en Perú se hacen películas tan cojudas, racistas, como la Paisana Jacinta, que incluso luego de haber recibido fuertes sanciones de parte de entidades y organizaciones internacionales, como la ONU, por generar estereotipos errados de la mujer de los Andes peruanos, por humillar y vejar a la mujer de la sierra, el cómico Benavides (JB) se zurra en las restricciones, castigos y rechazo internacional y hace su película, y para concha, JB encuentra el respaldo de patrocinadores y anunciantes para la realización de su “film”?!, ¡¿Cómo carajo no vamos a estar a 40 años luz de distancia en materia de cine de Colombia, si en Perú hay millones de personas que les gusta la “huevonada” y que incluso atiborrarán salas de cine de la firma CineMark para ver la referida película racista?! No pues, no pidan igualdad, no pidan cambios, no pidan justicia, no pidan respeto, cuando, para empezar, tú respaldas contenido ofensivo. Sin lugar a dudas: esto es el resultado de la TELEVISIÓN BASURA.