Escribe: Suriel Chacon
La ley de la cinematografía y el audiovisual peruano es una norma antigua. Lo que el despacho de Del Solar está haciendo es actualizarla a su antojo. Dizque para el beneficio de los peruanos. No lo creo. Por ejemplo: Pantaleón pretende triplicar los recursos destinados al sector de 2.000 UIT a 6.000 UIT por año, más o menos unos S/ 25 millones. Cabe precisar que Zavalalandía y PPKartón a través de una reunión del Consejo de Ministros aprobaron el proyecto de Salvador del Solar. No obstante, afortunadamente, ellos no deciden. La iniciativa ha sido enviada al Parlamento y tendrá que pasar varios meses para que dicha norma sea promulgada, siempre y cuando, se hagan cambios contundentes en ella. La preguntita es: ¿Por qué Del Solar le pone tanto énfasis a la ley de la cinematografía y el audiovisual peruano y se olvida de manera negligente de los principales elementos culturales: la lengua, las creencias y rituales, la literatura, la vestimenta, la música, la danza, las tradiciones culinarias, los juegos, los deportes, la arquitectura republicana y colonial, la artesanía? Hay tanto por desarrollar y este ministro se enfoca en algo que posiblemente solo favorezca a sus patazas.
Ahora bien, el ministro de cultura, Salvador del Solar, esgrime un argumento muy flaco: supuestamente su intención es que todos los peruanos, sin importar que estén en los rincones de la nación, tengan un producto cinematográfico a su alcance, como si esto fuera tan elemental como la lectura.
Sin lugar a dudas, el gobierno de lujo de Kuczynski va de mal en peor. Y, la última cereza del pastel es este mamarracho que lleva el nombre de “Ley de la cinematografía y el audiovisual peruano”, que, en esencia, no es sino una norma caviar que servirá para que los amigos del ministro de cultura, Salvador del Solar, hagan realidad su más preciado sueño: realizar sus películas con el dinero de todos los peruanos (impuestos). Es decir, dinero proveniente del erario estatal.
Algunos ya me dijeron: “este columnista seguro que consume programas de televisión con cero contenido cultural y educativo, y no quiere que el Perú tenga algún tipo de industria cinematográfica”. Falso. Esa no es mi postura, todo lo contrario. No veo ni consumo televisión nacional hace siete años. Prefiero ver diariamente producciones internacionales: últimamente me convertí en un adepto de las series de Netflix (ya vi unas 38). Por ello, suelo desear con todas mis fuerzas que algún día tengamos una decente industria de cine nacional. Pero, ese anhelo se esfumó cuando me enteré que detrás de esta ley, me refiero a los promotores, están varios cineastas fracasados (seguidores de Verónika Mendoza) y malas hierbas coloradas, quienes actualmente se están frotando la mano, dado que esta norma, si es que se aprueba, le permitirá a Pantaleón elegir a quién le da financiamiento (subsidio estatal) y a quien no (¿el nuevo Papá Noel?). O sea, se entregará a dedo nuestro dinero en beneficio de cineastas desconocidos y no habrá, en muchos casos, un jurado especializado para evaluar la decisión de este ministro. ¿A dedo sí, meritocracia no? ¡Qué carajo está pasando con el Gobierno Central y -específicamente- con este ministro caviar! ¿No me crees? Lea este extracto del proyecto de ley:
Artículo VII – Cumplimiento mínimo y excepciones
[…] El Ministerio de Cultura podrá autorizar, por razones culturales, artísticas o técnicas, excepciones a los requisitos establecidos en los literales c), d) y e) del artículo precedente. El literal b) solo se podrá exceptuar en casos de coproducción minoritaria. Para el otorgamiento de dichas excepciones el Ministerio de Cultura deberá verificar que se preserve el cumplimiento mínimo de tres de los requisitos señalados en el artículo precedente o que se cumpla con los términos establecidos en un acuerdo bilateral o multilateral de coproducción […]
Pretender ganarse milagros son rezos ajenos eso es tener bastante sinvergüencería.
No olvidemos que el referido ministro es director de cine y -obviamente- es amigo íntimo de toda la flora y fauna de ese gueto. Por ello, defiende con denuedo su maquillada norma ante algunos tradicionales medios de comunicación. Norma que, con altas probabilidades, será en beneficio de sus amigos caviares de Barranco. Así es, de esos opinólogos de Twitter. Que, por cierto, ya los tenemos identificados uno por uno, ya que son los franeleros digitales de Del Solar.