Ya tenemos un nuevo presidente. Pedro Pablo Kuczynski ha ganado por el más estrecho margen en la historia nacional. Apenas poco más de un quinto de un 1% lo ha separado de Keiko Fujimori quien ya ha aceptado su derrota y ha felicitado al ganador.
La nueva administración de PPK ofrece un conjunto de retos pero también oportunidades tanto en el ámbito económico como político. Me centraré en esta entrega en los retos políticos dejando para un artículo futuro cuáles son los desafíos económicos del gobierno de PPK.
El reto político principal de Kuczynski es conseguir el apoyo del fujimorismo. No es posible que PPK aspire a conducir exitosamente el país si no trabaja estrechamente con la bancada fujimorista. En primer lugar porque el fujimorismo tiene la mayoría absoluta en el parlamento. En segundo término porque la bancada de PPK es la tercera en número pues es superada por la del Frente Amplio. En tercer lugar porque es altamente improbable que el Frente Amplio tenga algún ánimo de colaborar con PPK. En cuarto lugar porque PPK necesitará más operadores políticos efectivos que los que tiene su movimiento político.
El fujimorismo se enfrenta a un dilema. Si no apoya a PPK para que el economista tenga un gobierno exitoso se fortalecerá el apoyo a la opción del Frente Amplio en las próximas elecciones. Alguien diría que, dado que PPK no volverá a ser Presidente de la República y a que Peruanos por el Kambio está lejos de ser un movimiento sólido, sería ventajoso para el fujimorismo colaborar con PPK. Sin embargo, apoyar a Kuczynski también implicaría cargar con los desaciertos que su administración pueda tener. Por ejemplo, si Keiko apoya la reducción del IGV y ello resulta siendo una mala idea (como la gran mayoría de los economistas pensamos), entonces Fuerza Popular se vería perjudicada.
Además, para que los fujimoristas apoyen a PPK tendrán que olvidar rápidamente el inaceptable nivel de polarización e insultos durante la campaña. Por más que PPK ya haya tendido puentes, no será fácil que los congresistas de Fuerza Popular estén prestos a trabajar con el nuevo gobierno luego que se haya sugerido que si se elegía a Keiko Fujimori el Perú podía volverse un narco-estado.
Verónika Mendoza, la perdedora de la primera vuelta, ha conseguido una buena pesca a río revuelto. En efecto, su apoyo de última hora a PPK fue decisivo en el curso de la segunda vuelta. La jugada de Mendoza ha sido buena. Fuerza Popular es especialmente fuerte entre los electores de bajos ingresos, que son precisamente el mismo público del Frente Amplio. Un eventual gobierno de Keiko hubiese sido mucho más competencia, en términos de conseguir futuros electores, que la administración de PPK. Oponerse a PPK será lo natural para Mendoza, pues las diferencias programáticas entre Peruanos por el Kambio y el Frente Amplio son enormes y probablemente insalvables. Esta oposición, al darle visibilidad y permitirle consolidar su liderazgo en la izquierda, tiene perfecto sentido si Mendoza quiere fortalecerse como futura candidata en el 2021.