El uso de plaguicidas debe ser controlado por el impacto ambiental que desencadena, así ocurrió en Murcia, España este año cuando según Greenpeace ocurrió “la primera gran mortandad de abejas del año debido al uso masivo de plaguicidas tóxicos en la agricultura”.
Es por ese motivo que resulta fabuloso el proyecto de la joven Tania Santiago García, estudiante de ingeniería bioquímica del Instituto Tecnológico de Tehuacán (ITT) en Puebla, quien ha logrado fabricar junto a su equipo, un plaguicida orgánico basado en dos plantas: el gigantón (también conocido como palán palán) y la ruda, que ayudan a controlar dos de las plagas más comunes en México: el pulgón y la palomilla blanca.
INDUSTRIA QUÍMICA
Según la FAO, después del sector automotriz, la industria química es la más grande del mundo, con ventas anuales equivalentes a 1,6 billones de dólares EE UU.
Sin embargo, esas ganancias, son el equivalente a sus daños. La FAO también advierte que “los productos con toxicidad aguda elevada son los responsables de un elevado número de casos de intoxicación inmediata, sobre todo en los países en desarrollo, mientras que los productos con efectos tóxicos crónicos pueden provocar cáncer o trastornos del desarrollo en niños en fase de crecimiento”.
Inventos como el de esta joven pueden ayudar a que por fin los alimentos que comemos dejen de estar afectados por productos que, si bien pueden aumentar la productividad, son altamente dañinos para el planeta y para la salud.
[Datos: FAO, labioguia.com, greeenpeace | Imagen de portada: Bioguia]