Escribe: Suriel Chacon
Creo firmemente que a la mujer no se le debe de tocar ni con el pétalo de una rosa, así como no se le debe de tocar ni con el pétalo de una rosa a los niños y, obviamente, tampoco a los hombres. ¿De acuerdo? Porque, en esencia, todos estamos trabajando para que obtengamos una sociedad más pacífica y respetuosa para absolutamente todos. Pero, en el Perú, lamentablemente, están ocurriendo cosas muy desemejantes o diversas. Y, valgan verdades, se está empoderando solo a un género y se está siendo muy injusto con el otro.
Por ejemplo, si un hombre es acusado sin evidencia, repito, sin evidencia en Internet o ante la PNP (y no me refiero a algún caso mediático en específico) por presunta agresión física y psicológica contra su pareja sentimental, inmediatamente, la sociedad civil –sin mediar palabra y sin esperar el fallo de un juez– pulveriza al hombre y le da absolutamente todo, pero todo el crédito a la denuncia de la fémina. Obviamente, hay casos muy indignantes, como el de Micaela de Osma, que, con justa razón, genera indignación nacional, sin embargo, volvemos al principio de este párrafo, hay otros casos (muy pocos, por cierto, pero los hay, dado que en su gran mayoría las denuncias son 100 % reales), donde la mujer señala que ha sido agredida físicamente, no obstante, no muestra, a juicio del médico legista, hematomas o algún otro tipo de representación de violencia física en su anatomía. Entonces, la denunciante inmediatamente presenta otra denuncia policial, basándose en violencia psicológica; que es 1.000 veces más difícil de determinarlo. A buen entendedor, pocas palabras. Más claro, ni el agua.
Asimismo, deberíamos de preguntarnos: ¿Es cierto que siempre el malo de la película tiene que ser el hombre? Yo creo que no, y estoy casi seguro que muchos con “capacidad colosal” para etiquetar o clasificar a las personas con opiniones divergentes al Statu quo saldrán a decir: “este articulista defiende a los victimarios, porque segurito también es un belicoso”. Sí, estoy seguro que habrá lectores con ese misérrimo nivel de compresión lectora. Pero, eso es falso, pues rechazo ácidamente a esos cobardes, que los hay en Perú a montones. No obstante, vivimos en un país democrático y aquí sí puedes verter opinión por muy impopular que resulte tu argumento, dado que lo impopular casi siempre se asoma a la realidad.
En resumidas cuentas, damas y caballeros, estamos viviendo una etapa de nuestra cultura y educación (octubre, 2017) en que la palabra de una mujer, que denuncia (sin evidencia, repito sin evidencia) a su pareja, es suficiente para un juicio social sin esperar la determinación de un juez (no me refiero a los casos emblemáticos, donde sí se corrobora violencia de género). Vivimos en una etapa de nuestra cultura y educación en que la palabra de un hombre vale lo mismo que una suela gastada, aunque seas un gran hombre. Cierto, vivimos en una sociedad opresiva y violenta contra las mujeres y niños, pero también contra los propios hombres, que en muchas ocasiones son víctimas silenciosas de un empoderamiento necesario y legítimo del género femenino, empero que ese otorgamiento de poderes está siendo malinterpretado por algunas damas que hacen uso y abuso de esa coyuntura para destruir (por despecho o celos) a su cónyuge o simplemente para doblegar a su pareja. Un arma de doble filo, lo llaman algunos. Y, todo esto ocurre con el respaldo absoluto de la Tvbasura, que precisamente son los primeros en fomentar con sus programas excrementicios (amor, amor amor) este tipo de conductas violentas en las nuevas generaciones, pero luego salen a hacerse cargo y a indignarse cuando ocurren feminicidios.
Sé que a muchas no les gustará leer esta columna de opinión, sin embargo, las mujeres que son madres de familia y tienen hijos pequeños, ellas, precisamente, ellas se darán cuenta que lo que les espera a sus retoños será una atmósfera probablemente de desigualdad e injusticia, donde los papeles se van a invertir, en un futuro cercano, y no necesariamente se allanará el terreno en aras de la igualdad de género y de una mejor sociedad educada (valga la redundancia).
Todo lo que he descrito en estos cinco párrafos que yacen más arriba es una opinión personal. Si estás en desacuerdo con algún extracto de este artículo, no dudes en comentar en la sección de comentarios e impugnar mi irreversible postura en referencia a esta ¿”guerra” de géneros que recién ha iniciado con el aval de la Tvbasura?