Escribe: Luis Enrique Alvizuri
Un caso tan grande y complejo como el de Lava Jato, que viene durando más de 30 años y ha implicado la participación de miles de privados y cientos de públicos para que funcione, era obvio que necesitaba de parte del gobierno de un tratamiento especial. Algo así sobrepasa la capacidad de una o varias personas, por muy hábiles que sean. Un sistema de corrupción como éste requiere, además de los fiscales, de un equipo de especialistas en economía de primer nivel para entender cómo es que el dinero robado ha sido “licuado” en diversas inversiones y paraísos fiscales. Porque el principal objetivo debería ser, no solo castigar a los culpables, sino que este dinero retorne al Perú que es a quien pertenece.
Pero ¿qué es lo que ha hecho el gobierno de PPK (ahora con Vizcarra) ante la denuncia de EEUU de que Lava Jato existía (y donde el propio PPK era uno de los principales operadores junto con los Miró Quesada)? Pues derivarlo todo a… dos fiscales. Dos fiscales que saben cero absoluto de economía financiera, sin un presupuesto a la altura de las circunstancias como para contratar a un equipo de expertos que puedan detectar cómo se hicieron los robos en las más de 70 obras inútiles y tramposas mediante el sistema de Asociación Pública Privada (APP). Como podemos ver, se trata entonces de un engaño intencionado para hacer creer que “se está investigando el caso Lava Jato” cuando no es así.
Pero no solo es una burda estafa dicha investigación sino que, además, dichos fiscales, en vez de zambullirse en el fondo del asunto (en el cómo se hizo la operación dolosa) lo único que han hecho es… ¡investigar los aportes de campaña del fujimorismo durante el año 2011! O sea, un asunto que se destapa en el 2017 motiva retroceder seis años antes apuntando únicamente a algo que nada tiene que ver con el tema y solo con el principal partido de oposición al gobierno. ¿Cómo se llama eso? Falsedad. Pero dicha treta, bien manejada por la prensa, obtiene sus resultados puesto que al pobre poblador peruano -que nada sabe qué cosa es Lava Jato ni menos qué hace un fiscal- se le ha hecho creer que “Keiko fue la que robó al Perú” y nada más.
Esa falta descarada de información y de explicación es a propósito para que por un lado el Perú jamás sepa quiénes fueron los verdaderos autores y ladrones (los empresarios) y por el otro atacar y hundir lo más posible a los partidos políticos, en especial los de la oposición, de tal modo que el pueblo se vea cada vez más inerme ante las fuerzas que los dominan (por el descrédito de los políticos que deberían representarlo) y más sujeto a la voluntad de los medios de comunicación que vienen a ser ahora las fuentes de “verdad” que la gente tiene. De este modo la prensa se convierte en la única fuerza y poder que “habla y piensa por la gente”, cosa que no es más que la dominación total.
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