Escribe: Gunther Félix
La minería de Potosí: así fue como España se enriqueció a cambio de esclavizar a indígenas durante el Virreinato
Eran la plata y el oro los metales preciosos más importantes para la economía de la corona española durante el Virreinato. Por eso, cuando llegaron los invasores europeos al nuevo mundo no dudaron en saquear lo tesoros incaicos, satisfaciendo la sed de los españoles. Tras agotarse los grandes botines del Cusco, varios exploradores comenzaron a buscar otras minas que pasaron a engrosar el patrimonio de los ya opulentos encomenderos que se repartían las fuentes de riquezas a través del control de los cabildos.
Sin embargo con el tiempo el oro pasó de la abundancia a la escasez a partir de 1540. Es durante estos años que ocurre el hallazgo del Cerro Rico de Potosí en 1545, un yacimiento de plata que cambiaría la historia de la economía virreinal del Perú y del mundo. Aquellas minas se encontraron en las alturas de Alto Perú, actual país de Bolivia, a más de 4 000 metros sobre el nivel del mar. Dicen los historiadores peruanos que Potosí llegó a ser muy importante a finales del siglo XVI debido a que representaba el 80% de la palta peruana y el 50% de todo el material argentífero producido en el mundo. Su auge permitió que en pocos años se desarrollara una ciudad como Potosí, que en seguida llegó albergar a 160 mil habitantes, integrado por españoles y criollos.
La población era de todas las sangres. En su mejor momento, en Potosí había uno 6 000 hombres que tenían mil oficios y estaban destinados al servicio de los mineros. El resto de sus habitantes era una abrumadora población de indígenas que trabajaban forzosamente bajo la terrible condición de la mita. Es decir para esa época, la mita dejó su forma prehispánica para convertirse en una modalidad laboral con el cual los españoles se beneficiaban mediante la mano de obra barata.
La mayoría de los esclavizados eran “indios de plata” que libraban de las penurias del trabajo forzado a un grupo privilegiado de indios pudientes.
Minería virreinal
La etapa de mayor esplendor para Potosí no llegaría sino hasta mediados de la década de 1570, cuando se introdujo el método de la amalgama. Hasta esos años, el mineral de plata era procesado en las guairas y, otras veces, en pequeños hornillos cilíndricos de piedra. Era necesario, pues los fortísimos vientos de la altura de Alto Perú permitía elevar la temperatura de la combustión argentum (plata en latín) se fundiera segregándose de los otros elementos del mineral.
No obstante, el proceso era poco eficiente y con el descubrimiento de la técnica de la amalgama se revolucionaría la calidad de los metales preciosos. Pero para lograr la amalgama se debía utilizar el azogue o mercurio, que al combinarlo con la plata, generaba rápidamente un producto químico extraordinario. El único problema era que la mina de azogue más cercana de la corona española era la de Almadén, en España. Y debido a los costos del transporte no convenía importarlos. En ese dilema, se descubre una mina de mercurio en Huancavelica. Fue así que el apogeo más alto que tuvo Potosí lo alcanzó entre los años 1579 y 1635, cuando producía alrededor de la mitad de la plata en circulación en Europa. Y otro auge entre 1751 – 1760 y 1791-1800, cuando las reformas borbónicas permitieron el comercio por el océano Atlántico, lo cual redujo mucho los costos de transporte.
Pero la peor parte se lo llevarían los mitayos, como se llamaban los indígenas sometidos a las mitas. Los miles de habitantes sometidos aumentaron con las instancias del virrey Francisco Álvarez de Toledo. Para los sometidos el trabajo consistía en 15 horas diarias, cavando túneles y extrayendo metales a punta de pico. Esta rutina forzosa ocasionó, además de derrumbes, la muerte de cientos de trabajadores. Se estima que alrededor de 15 000 indígenas fallecieron por la explotación de la plata.
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Al transcurrir las décadas, la minería de plata siguió decreciendo, contribuyendo a la crisis de Huancavelica. Y es que la gran mina se veía afectada por las corruptelas de la administración y la falta de modernas técnicas extractivas. En los años siguientes, Potosí tuvo que importar azogue de la China.
Sin embargo, antes de que el milagro potosino acabara, la minería vendió las áreas circundantes que se dedicaron a proveer de alimentos a una población con alto poder de consumo. De este modo, se amplió el espacio económico virreinal y se potenciaron los obrajes, las haciendas y otras industrias regionales. Con decir que hasta los más podres indígenas disponían de ciertas cantidades de plata para gastarlo en una gélida puna del Alto Perú.
VÍDEO 2:
[Créditos: con información recopilada en Enciclopedia Historia del Perú de editorial Lexus / Historiaperuana.pe / Educared.pe ]