La agonía de la Quina: el árbol nacional de nuestro Escudo está a punto de desaparecer
En primer lugar es quina, no quinua. Y en segundo, no es el árbol frondoso que sale en los primeros resultados tras googlear este árbol nacional en el buscador, no. Por el contrario, nuestra apreciada cascarilla, como también se la conoce al árbol que figura en nuestro Escudo junto a la vicuña y a la cornucopia, es menos copioso pero sí mucho más bondadoso y capaz de aliviar enfermedades. Razón por la cual, quizás, desplazó a la papa como símbolo patrio.
Aunque la quina no sea voluminosa como los árboles de ficus que hay en los parques limeños, lo que la hace valiosa es su corteza, muy rica en quinina. Pero mucho antes de que esa esencia inspirara la receta clásica de un gint tonic, su uso permitió combatir una de las pandemias más mortales del mundo: el paludismo o la malaria.
Si miramos al pasado, entenderíamos el porqué de la situación que enfrenta, actualmente, el árbol de la quina, la cual crece en algunas partes de Lambayeque, Cajamarca, Piura, Junín, Huánuco, Puno (parte selva) y Apurímac (zona del VRAEM).
Cuando los españoles arribaron al Perú, varios de los que habitaron las tierras cálidas de nuestro país se vieron afectados por la malaria o paludismo. Según investigaciones publicadas por la revista National Geographic, esta enfermedad que debilita el organismo y se presentan con fiebres, pudo haber matado a más de la mitad de las personas que han existido, arrasando pueblos enteros en diversas partes del planeta.
Aunque la antigüedad de esta enfermedad esté en duda, el episodio más importante de resaltar es durante el virreinato del Perú. La esposa del entonces virrey Conde de Chinchón se había enfermado por el paludismo y hubiera muerto si no fuese por la intervención milagrosa de un sacerdote, a quien un indígena le reveló el remedio para curar ese mal. El secreto era el polvo de la corteza del árbol de la quina, la cual contiene una sustancia llamada quinina. Con esta medicina alternativa, la condesa se salvó de morir.
De acuerdo a la historia, habían sido los jesuitas quienes difundieron el uso de la quinina después de curar a Doña Francisca Henríquez, esposa del virrey de nuestro país. Y fue ella misma quien después introdujo la quina en Europa (1632) para parar la pandemia. En su honor, el árbol ahora lleva su nombre Cinchona Officinalis. Durante casi tres siglos el alcaloide fue el medicamento más eficaz para combatir esta enfermedad hasta el punto de que no había soldados o viajeros que no llevaran quinina en el equipaje.
El alcaloide le dio buena fama al árbol a nivel mundial, pero también fue su condena. Tras estallar la Segunda Guerra Mundial, comerciantes de todo el mundo arribaron a los bosques andinos para depredar lo poco que quedaba de la quina. Había rebrotado la malaria y la única solución era este árbol de hojas anchas. Se arrancaban la corteza de pie para venderlas en el viejo continente. El alemán Alexander Von Humboldt anotó en sus escritos que alrededor de 25 mil árboles habían sido cortados en Loja (Ecuador, 1805).
PRIMERA PARTE:
En la actualidad, quedan pocas plantaciones de quina en Perú, la mayoría está en Asia. Y es esa quinina extranjera la que se usa en nuestro país, además de otros compuestos hechos en laboratorio.
¿Cómo llego a los bares? A mediados del siglo XIX, para ocultar el sabor amargo de la quinina, los soldados europeos lo mezclaron con agua de soda que dio como resultado agua tónica. Agregarle gin a la receta fue el siguiente paso hacia la popular gin & tonic.
SEGUNDA PARTE:
De acuerdo con el investigador Roque Rodríguez desde hace 12 años la quina está en peligro de extinción. Al igual que él, varios especialistas trabajan para repoblar la quina en las distintas regiones del país. Una alternativa que puede salvar a esta planta que crece por encima de los 1.600 m.s.n.m., dice el experto, es declarar de necesidad pública e interés nacional la ‘Protección, propagación y reforestación del árbol de la Quina’.
La iniciativa surgió en la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología. Fue aprobado hace tres años, pero no fue discutido en el Pleno. Recordemos que el árbol de la quina es un orgullo de nuestro país, por eso es necesario recordar su importancia para la medicina peruana y representarla dignamente en el escudo patrio.
[Créditos. Con información: Reportaje del Escudo Nacional de Alejandro Guerrero / BBC Mundo / Investigaciones de la SPDA]