En Malasia, una patada en el rostro le salvó la vida a una niña (4), cuando esta pequeña estaba a punto de morir aplastada por las puertas de un elevador: su propia progenitora tuvo que utilizar este recurso no bien que se percató que las puertas se cerraban: cabe precisar, que los ascensores de este antiguo edificio no poseen censores para evitar que las puertas se cierren cuando hay alguien entre su línea.
Podemos ver a la niña jugando en la puerta de la muerte (puerta del ascensor), la madre estaba a muchos metros de distancia y le resultaba casi imposible evitar la desgracia, pero un recurso natural de sobrevivencia y protección hizo que la madre de esta pequeña levante la pierna y le propine una contundente patada en el rostro para alejarla de la línea de cierre del ascensor; segundos después, la infante se levantó gritando y muy asustada y corrió a los brazos de su madre: