Madereros ilegales entraron en la comunidad nativa de Meantari armados con escopetas y armamento de guerra y amenazaron de muerte a los indígenas.
Debido a las constantes amenazas de muerte que recibían por parte de un grupo de madereros ilegales una comunidad de indígenas abandonaron su territorio. Los inescrupulosos pretenden apropiarse de esa zona, según denunció la Central Asháninka del Río Ene (CARE), la misma que agrupa a 17 comunidades nativas de etnia asháninka asentadas en ese río.
Estos madereros ilegales, estarían al mando de Abraham Taguada, quienes entraron en la comunidad nativa de Meantani armados con escopetas y armamento de guerra, amenazando con matar a todos sus habitantes si los encontraban en una próxima excursión.
El principal objetivo de los madereros ilegales es recuperar un cargamento de madera ilegal extraído de los territorios de la comunidad nativa el mismo que fue decomisado recientemente por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) en una inspección a la zona.
Los ilegales arguyeron que tienen la autorización de las bases militares de Canaire y de Pichari, ubicadas en las cercanías, para apropiarse del territorio de los asháninkas.
Esta nefasta incursión de los madereros ilegales se llevó a cabo este último 3 de febrero, después de que se atrevieran a lanzar varias amenazas previamente en radios locales de los municipios de Sivia, Lochegua y Pichari, situados en provincias de Ayacucho y Cusco.
MEANTARI LUCHA POR SU TERRITORIO
La comunidad nativa de Meantari está en la céntrica región Junín, dentro del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM – PERÚ) una zona bajo control militar por albergar los últimos remanentes del grupo armado Sendero Luminoso y tener casi la mitad de los cultivos ilegales de hoja de coca de Perú, materia prima para elaborar la cocaína, hasta la actualidad con su reconocimiento. Durante la época de violencia, que especialmente dura en la zona del río Ene, los comuneros de Meantari se vieron obligados a fugar de su comunidad.

La comunidad de Meantari no cuenta hasta la actualidad con su reconocimiento. Los comuneros se vieron obligados a fugar de su comunidad en la época del terrorismo. | Pro y contra.
Es increíble que Meantari se encuentre en proceso de titular su territorio, y que la Dirección Regional de Agricultura de Junín, hasta el momento no siga con el trámite habiendo cumplido todos los requisitos, encontrándose bloqueada la solicitud tras la oposición presentada por los madereros a través de la asociación Señor de Lurén.
Por su parte, la Central Asháninka del Río Ene (CARE) asegura que en la zona muchos colonos “forman asociaciones con el objetivo de adueñarse de territorios alegando que tienen años viviendo por estos lugares, cuando en realidad solo buscan invadir”. Eso sucedió con Menantari durante las décadas de Sendero Luminoso y el MRTA, una época en que los indígenas abandonaban sus hogares para mantenerse a salvo. Al acabar la violencia, en la zona quedaron remanentes senderistas y narcotraficantes.
“CARE espera que prime la seguridad, sobre todo la legalidad respecto al derecho de los pueblos indígenas. No vamos a permitir que las comunidades asháninkas sean violentadas una vez más por gente externa”, prometió Irupé.
Los madereros alegaron que habitan ese territorio y poseen granjas, lo que según la CARE es falso y fue constatado por los técnicos de Serfor en su visita.
Es importante señalar que Meantari se vio fuertemente afectada por la violencia acontecida durante la subversión de Sendero Luminoso contra el Estado peruano, lo que obligó a los nativos a huir de sus tierras, y hasta hace pocos años se resistían a regresar por tratarse de un territorio donde continuamente hay tráfico de droga y madera.
Como se recuerda, el grupo terrorista Sendero Luminoso es el causante de la mayoría de los más de 69.000 muertos que dejó el conflicto interno con el Estado peruano desde 1980 hasta 2000, según el informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR).
El informe señaló que los senderistas son culpables del asesinato de 6.000 asháninkas, además de mantener en condiciones de esclavitud a otros 5.000 miembros de esa etnia y desatar una feroz persecución que obligó a desplazarse forzosamente a entre 30 y 40 comunidades.
La Central Asháninka del Río Ene hace un Llamado de Urgencia y Solidaridad a la Sociedad Civil y exige al Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, la Policía Nacional del Perú y el Comando Conjunto la intervención inmediata para resguardar la vida de los comuneros de la comunidad de Meantari, asegurar la integridad de su territorio y poner fin a la extracción ilegal de madera.
[Datos: EFE, Care.org | Imagen de portada: segundoenfoque.com]