Fue la noche del sábado 12 de setiembre de 1992 cuando se capturó al cabecilla del sanguinario grupo terrorista Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Un grupo de agentes del Grupo Especial de Inteligencia (Gein), de la Policía Nacional, estuvieron a cargo de lo que significaría “La Captura del Siglo”.
La denominada Operación Victoria, se inició aquel día bajo la conducción de Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro, dos oficiales de Policía que habían logrado llegar hasta el círculo más cercano de la cúpula de Sendero Luminoso con el Gein, creado en 1990.
Operación Victoria
El último día en libertad de Guzmán se inició cuando los agentes Ana Cecilia Garzón (Gaviota) y Julio Becerra (Ardilla) llegan a una tienda ubicada al lado de la casa de la calle Varsovia 459 (antes Calle 1), del barrio Los Sauces, en el distrito de Surquillo, donde vivían los senderistas Carlos Incháustegui y Maritza Garrido Lecca.
Ambos personajes habían alquilado la vivienda para esconder a los principales dirigentes de Sendero Luminoso, bajo la fachada de academia de danza.
Ardilla y Gaviota reemplazaban en este punto de vigilancia a dos agentes varones asignados a esta tarea, pero que fueron relevados para no despertar sospechas entre los ocupantes de la vivienda.
Con la alta sospecha de que en esa casa se escondían los dirigentes senderistas, los agentes de la policía solo esperaban la orden para el ingreso con una tarea clara: evitar a toda costa que la puerta de ingreso a la vivienda se cierre una vez que se retiren las visitas que habían recibido Garrido Lecca e Inchaústegui.
Esperar el momento, significó para Ardilla y Gaviota permanecer en la bodega ubicada a lado de la casa vigilada, tratando de no despertar sospechas ni alertar a los vecinos. “Compramos una gaseosa de 50 céntimos y un chizito. Fueron las cuatro horas (de espera) más largas de nuestras vidas”, recuerda Ana Cecilia Garzón quien por entonces ya era pareja de Becerra.
Ambos actuaron como lo que eran: dos enamorados que consumían el tiempo conversando y vigilando, sin importar el frío de la tarde ni de la noche que estaba por venir.
Gaviota tenía una radio en la cartera, con la cual discretamente se comunicaba con los otros agentes que hacían vigilancia de cerca. El cerco estaba listo y se iba estrechando cada vez más.
Cerca de las 20.00 horas se escucha movimientos al interior de la vivienda, media hora después las puertas se abren y salen los invitados. Fue entonces que Gaviota y Ardilla se miran y asienten: “Es el momento”.
Desenfundan sus armas, se identifican como policías y piden que nadie se mueva. Maritza Garrido Lecca empieza a gritar que están asaltando. Incháustegui se abalanza sobre Ardilla en un intento por quitarle el arma pero Gaviota reacciona y dispara al aire. El tiro era la señal que esperaban los demás agentes para entrar en operación.
Con los intervenidos de cara al suelo, en el segundo piso de la casa, en una habitación se encontró al genocida Abimael Guzmán, sentado detrás de un escritorio.
“Si te mueves, te mato”, le dicen. Y es así que el cabecilla de Sendero Luminoso cayó 12 años después de haberle declarado la guerra al Perú.
Hasta ese entonces, lo último que se conocía de Guzmán era una foto que había sido tomada en 1982, cuando fue detenido por la policía. A lo largo de los años, se había especulado sobre su estado de salud, su paradero e incluso se decía que había muerto.
Sin embargo, todo cambio el 31 de diciembre de 1991, cuando se allanó una vivienda en la urbanización Balconcillo, en el distrito de La Victoria, donde se encontraron nueve cajas con documentos y otros materiales, en una de las cuales se halló el valioso y famoso video donde se veía a los cabecillas senderistas bailando “Zorba, el griego”.
Es así, que los cabecillas de Sendero Luminoso ya no eran fantasmas, y sus rostros salen del anonimato.
Guzmán Reinoso sería conocido en adelante como el Cachetón para los miembros del Gein, quienes se abocaron a un arduo trabajo de inteligencia. Disfrazados de mendigos, músicos, recogedores de basura, encuestadores o ambulantes llegaron, finalmente, a identificar la guarida del sanguinario criminal.
CADENA PERPETUA
Guzmán y los integrantes de la cúpula senderista fueron sentenciados a cadena perpetua por el delito de terrorismo, acusado de ser responsables de atentados, asesinatos selectivos y acciones de sobataje. La comisión de la Verdad y Reconciliación atribuye a Sendero Luminoso ser el responsable de la mayor cantidad de crímenes y masacres durante el periodo de violencia.
El setiembre de 2018, Guzmán y los otros cabecillas del Comité Central de Sendero Luminoso fueron condenados a otra cadena perpetua por el caso Tarata.